lunes, 27 de agosto de 2012

Antídoto liviano


Durante las horas negras de la madrugada me quedo en la plaza. Hace rato ya empezaron a cerrarse los negocios. Los restaurantes y otros espacios públicos quedaron vacíos. Quizás apenas algún bar humeante aún contenga dentro el aliento de un par de tipos como yo, que no tienen razón para volver a casa.
      Hace unas semanas comencé a no volver. No tengo ganas de verte. El trabajo me está comiendo el hígado y vos los riñones. Me aburro, me ahogo, me duelen los ojos de nada más mirarte.
      Así que adopté esta plaza, y creo que ella a mí; así que esta plaza son “las horas extras” que vos sabés.
      A veces hace un frío estúpido y malhumorado, y acá la inseguridad es la reina de corazones.
      Pero también es la época migratoria.
      Y en todo caso las palomas son un remedio aéreo.
      Un antídoto liviano.
      

Texto: Matías Noya
Fotografía: Carolina Mora

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